Un desbordante Carlos Espinal que se hizo Gorila

 Lo que logra Carlos Espinal con el monólogo Peter El Rojo es digno de estudio. Convencer a un publico de que es un gorila reconvertido en humano, direccionar hacia esa meta, utilizando la fuerza de su talento, apoyado en una voz gluturalmente manejada, la múltiple expresión facial, el rictus corporal de total  actitud simiesca ,el vestuario concebido  y mimético, partiendo de un  texto clásico, es un hecho más que refiere que estamos en tiempo de florecimiento total indetenible.


La antromórfica actuación en solitario de Carlos Espinal, haciendo Peter (El Corila) Rojo, es la sensación de que el teatro nunca dejará de buscar puntos intocados por la imaginación, ni de experimentar nuevas formas de histrionismo al punto de establecer experiencias estéticas no experimentadas, sentidas y disfrutadas al punto en que lo logra este divo teatral con todo y su trayecto entre su tierra y la jungla de caprichos y cementos que es Nueva York.


Todo cuando puede dar Espinal haciendo de este galardonado gorila por haber logrado la transformación en humano, enfoque que sólo podría habérsele ocurrido a Frank Kafka, (tan amante de la imaginería con animales e insectos en su literatura).
Peter el Rojo (The Gorila) era una de esas piezas imperdibles para tomar pulso a los latidos nuevos de un teatro que pretende hacerse válido en cualquier escenario, un teatro que hinca la piel, penetra con sus giros temáticos toda la sensitividad y  produce un mirarnos hacia nosotros los humanos, cuando es un gorila racional y acucioso, quien nos describe.


Los recursos personales del actor: movimiento escénico adecuado y sin perder postura simiesca  un solo instante, expresión facial, con ese universo de muecas y reflejos conjunto de labios y mirada que nos transportan al mundo inicial y salvaje, pero dotado ahora del raciocinio y el sarcasmo humano a un nivel que el espectador no sabe si es para que se sonría o para que se sienta denunciado; el maquillaje y vestuario, un verdadero aserto técnico y una escenografía envolvente, tierna, de utilitaria variedad de recursos desde su minimalista apariencia y sus escasos elementos de utilería.


Espinal acaba de aportar una página a la historia teatral dominicana.



Los responsables de haber tenido esta pieza son: Productores; Víctor Alonzo y Amaury Esquea; Dirección y actuación: Carlos Espinal; Escenografía: Carlos Ortega; Vestuario: Formale; Luces: Lillyana Díaz.

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