Lawrence. Massachusetts. Cualquiera supone que el
dominicano se adecuó, al establecerse en Estados Unidos, a la comida chatarra y
la gastronomía que tiene en latas, procedente de los supermercado.
No es así. Las y los dominicanos, por lejanos que
estén de la Patria, saber buscar la forma de ratificar diariamente su esencia
cultural por la vía mas concreta y sabrosa.
Estar a muchas millas de la Patria que les ha
visto nacer, no impone a los dominicanos que viven en comunidades casi
pueblerinas como ésta, el olvidar su cultura, su perfil, sus valores y, sobre
todo por su comida.
La “bandera dominicana” (Arroz, habichuela y
carne) flota con todos sus olores y sabores en los restaurantes que han montado inmigrantes
nacionales.
Lawerence es única comunidad de Estados Unidos en
que los dominicanos son mayoría, de ahí que hayan elegido un alcalde (William
Lantigua) que es de Valverde Mao y que inicia todos sus discursos diciendo “!Mi
familia!” como buen político rejugado.
Más del 65% de los negocios de esta ciudad son
propiedad de dominicanos que ofrecen toda la gama de servicios: zapateria,
talleres de mecanica, cafeteria, venta de textiles y sobre todo, restaurantes
con la comida local.
Uno de esos negocios es El Pez Dorado, propiedad
de Exin y Lori Valdez, naturales de Mao, Valverde.
Aquí llegan, al filo del mediodía, dominicanos y
dominicanos que trabajan o viven en las cercanías (y algunos vienen de lejos) a
procurar comida o para llevar o para comer en el establecimiento.
El arroz
con maíz, el arroz campesino, la carne guisada de res, la de pollo, la ensalada
verde, la espesura de las habichuuelas rojas, tal y como se preparan en el
país, salen humeantes de la cocina para ser servidas con amor, higiene y
agrado, a quienes, al consumirlas, ratifican su sentir dominicano.
“El dominicano es loco con su comida y desde aquí
sabemos que damos un servicio que va más allá de la venta del almuerzo. No es
cualquier comida. Es la nuestra, la que se consume allá. Cuando comen se
sienten transportados, se experimenta ese vínculo con la tierra que nos ha
visto nacer” afirma Exin.
El fenómeno de la presencia del dominicano en
Lawrence y el valor cultural que tiene mantener estos comportamientos de
consumo local, es analizado por el artista plástico y gestor cultural George
Richardson, quien entiende que el dominicano no pierde su cultura nunca.
“Lo que
acontece con la comida es la verificación de esa necesidad de reafirmación
nacional por medio de una acto tan recurrente y solemne como es el de la
alimentación” afirma Richardson, perteneciente al grupo “Somos Patria, una
organización que procura validar esa identidad.
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