LAWRENCE.
Massachusetts. Esta ciudad de inmigrantes, en la cual se ostenta el escudo de
bronce de la República Dominicana en el museo de la ciudad como símbolo de la
inmigración que caracteriza esta comarca, cerró su VIII -Feria del Libro, a ritmo de boleros y bachatas en la voz de una Sonia Silvestre que hizo
salir todo el sentimiento del Caribe, sobre todo a las mujeres del público, con
un panel de ocho escritores que reflexionaron sobre el acto de la escritura y
el deber de promover la lectura y un espectáculo
de historia contadas con Origami.
La
Feria, fue un encuentro de culturas
cruzadas entre lo afroamericano, lo caribeño, lo propiamente norteamericano,
intercambiando líneas de pensamiento, novelas de altísimo vuelo de ficción,
cuentos y poemas de gente joven y su
cierre no pudo ser más emotivo.
Temprano
en la tarde, el organizador del evento, el padre Joel Almonó, pidió a José
Rafael Sosa, que el origami que hacía en su mesa, viniera a presentarlo al
auditorio general como inicio del acto de clausura, donde estuvo este
comunicador y periodista (el mismo que lo está contando ahora), para llenar las
ansias de fantasía supuestamente infantil
del público adulto presente.
Fue muy emotivo.
Posteriormente,
se desarrollo un panel con los
escritores y escritoras invitados, encabezados por Zoé Valdez, Jaime Piña y
otros, quienes durante hora y media compartieron con la gente sus formas de
escribir y se plantearon interrogantes sobre el habito de la lectura en los
niños y jóvenes de hoy, la desaparición de las librerías tradicionales, la creación
de nuevas formas de comercialización del libro, incluyendo el libro digital.
Sonia Silvestre se encargó, con un concierto cortador de venas, de
elevar al máximo las emociones.
En ese concierto se produjo una singular una vinculación de la legendaria cantante
con el público, en especial el femenino. Aquella voz llenaba todo el espacio.
La gente coreaba con ella sus temas, sabidos de memoria.
Fue
un cierre espectacular.
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