Escribir en los medios de comunicación sobre Teatro es en si misma una tarea ingrata, incómoda, a veces abusiva y en buena parte de las oportunidades, desconocedora del proceso y desarrollo de las producciones que en oportunidades toman meses y años,y que se evalúan tras ver su montaje durante hora y 20 minutos para escribir par de cuartillas condenando o glorificando lo visto.
En El Graduado hay logros. Pero tambien hay expectativas que no fueron llenadas. Actuaciones muy buenas y otras que no fueron tan buenas.-
Invitamos a quienes puedan, que aprovechen y la vean en Bellas Artes. Se pasa bien, pero a nosotros nos dejo un sabor agridulce en la garganta.
Fedra López (Sra. Robinson) y Alexander Pimentel (Benjamín Braddock). Foto. JRS
El Graduado permitió disfrutar al público de la veteranía de Fedra López (Sra. Robinson) cuya actuación junto a algunos otros personajes jóvenes, dan crédito suficiente a quienes se sientan tentados a disfrutar de la adaptación local de la novela de Charles Webb, que sirvió de base a la película dirigida por Mike Nichols.
La función, que comenzó 28 minutos más tarde de la hora anunciada, resulta en una función que, en general, satisfizo a un público que disfrutó de una escenografía ágil y cambiante, pensada para producir el ambiente de las diversas escenas, un vestuario acertado y unas actuaciones interesantes con algunos reparos.
Actoralmente hay que destacar, además de Fedra (de quien había algunos prejuicios por su procedencia de las telenovela, las cuales se ocupó de despejar con una actuación digna e intensa), a Alexander, joven valor dominicano que se ha formado artísticamente en Estados Unidos y para quien El Graduado fue su debut para el teatro local. Auténtico, sincero y versátil Alexander se mueve en el entramado de sus líneas con soltura y excelencia.
Idénticamente se puede hablar de Sharlene Taulé, joven actriz del escenario local, que sin mucha promoción de medios, tan solo apoyada en la fuerza de su talento, va estableciendo un respeto por su nombre.
Con una actuación secundaria y de apoyo a la trama principal, Exmin Carvajal se destaca haciendo su aporte histriónico oportuno, pero sabemos que es mucho mejor intérprete. Lo seguimos prefiriendo en el recital de actuaciones que hizo en El Prestamista, La Zorra y las Uvas y Llama un Inspector, papeles que marcan su trayectoria. Iván García, que parece cayó atrapado por el innecesariamente cómico-comercial con que se llevó a escena la adaptación de El Graduado.
Su actuación, dicho con el mayor respeto, no queda a la altura de su capacidad. Lo sentimos acartonado, previsible, caricaturizado en sus cuatro o cinco actuaciones incidentales. Debió trabajar más su personaje.
Probablemente por atender los detalles de las actuaciones de su elenco y por el tono cómico impreso al montaje, se hizo reo de una actuación limitada.
De Iván esperamos más, al tiempo de reconocerle el valor y la consistencia de su carrera. En lo más íntimo de su conciencia él sabe que pudo haber dado más.
De igual modo, se percibe en Héctor Then una actuación en la cual, sobre todo en las escenas de gran intensidad psicológica, se le escapaba el personaje de las manos y sus parlamentos se atropellan un tanto, situación inadmisible a la altura de este nivel teatral.
Yamilé Scheker, a quien se le asigna una caricatura de madre rica, hace eso, pero también es mucho mejor actriz que lo mostrado en El Graduado.
De ella, aspiramos a que de cuanto puede dar, sobre todo si en otras comedias (porque el problema no es el género) ha sido muy superior.
EL DESNUDO
Mucha gente acudió acicateada por el previamente promovido desnudo de Fedra López, indudablemente la mejor de las actuaciones.
Los desnudos (parciales y uno total) se producen en varios momentos breves y con la acertada estética de Iván García que manejó la iluminación tenue o la rapidez de unos segundos para marcar la sensualidad de un cuerpo armonioso (natural o mejorado en quirófano) de la experimentada y gran actriz argentina establecida en Venezuela y con un amplio trayecto en telenovelas.
Es uno de los grandes valores del montaje. Idénticamente se puede hablar de Sharlene Taulé, joven actriz del escenario local, que sin mucha promoción de medios, tan solo apoyada en la fuerza de su talento, va estableciendo un respeto por su nombre.
Con una actuación secundaria y de apoyo a la trama principal, Exmin Carvajal se destaca haciendo su aporte histriónico oportuno, pero sabemos que es mucho mejor intérprete. Lo seguimos prefiriendo en el recital de actuaciones que hizo en El Prestamista, La Zorra y las Uvas y Llama un Inspector, papeles que marcan su trayectoria. Iván García, que parece cayó atrapado por el innecesariamente cómico-comercial con que se llevó a escena la adaptación de El Graduado.
Su actuación, dicho con el mayor respeto, no queda a la altura de su capacidad. Lo sentimos acartonado, previsible, caricaturizado en sus cuatro o cinco actuaciones incidentales. Debió trabajar más su personaje.
Probablemente por atender los detalles de las actuaciones de su elenco y por el tono cómico impreso al montaje, se hizo reo de una actuación limitada.
De Iván esperamos más, al tiempo de reconocerle el valor y la consistencia de su carrera. En lo más íntimo de su conciencia él sabe que pudo haber dado más.
De igual modo, se percibe en Héctor Then una actuación en la cual, sobre todo en las escenas de gran intensidad psicológica, se le escapaba el personaje de las manos y sus parlamentos se atropellan un tanto, situación inadmisible a la altura de este nivel teatral.
Yamilé Scheker, a quien se le asigna una caricatura de madre rica, hace eso, pero también es mucho mejor actriz que lo mostrado en El Graduado.
De ella, aspiramos a que de cuanto puede dar, sobre todo si en otras comedias (porque el problema no es el género) ha sido muy superior.
EL DESNUDO
Mucha gente acudió acicateada por el previamente promovido desnudo de Fedra López, indudablemente la mejor de las actuaciones.
Los desnudos (parciales y uno total) se producen en varios momentos breves y con la acertada estética de Iván García que manejó la iluminación tenue o la rapidez de unos segundos para marcar la sensualidad de un cuerpo armonioso (natural o mejorado en quirófano) de la experimentada y gran actriz argentina establecida en Venezuela y con un amplio trayecto en telenovelas.
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