¿Qué hacemos con el Muerto? Lo bueno, lo excelente y lo no tan bueno.



¿Qué hacemos con el muerto? es uno de los mejores ejemplos de comedia de enredos con tintes de suspenso policial, escrita originalmente con el título Usted puede ser un asesino es una obra de teatro de Alfonso Paso y estrenada en el Teatro de la Comedia, de Madrid, el 27 de mayo de 1958, como parte de una labor dramatúrgico más exitosa y fecunda  de la post-guerra española, con 436 obras, con calidad y  cantidad sólo comparable a  lo aportado por Lope de Vega.. Más información sobre A. Paso.


Ha sido montada y remontada tanto para teatro, televisión y cine, cautivando directores y productores por el rico tejido de incidencias que se entrelazan, armando un complejo tinglado de situaciones que juegan a la búsqueda del asesino de muertos que recurrentemente aparecerán en escena. Aqui pueden ver una adaptación a Televisión, con el protagonismo de Julio Molina (Resumen de 8 minutos)
El  tono de la comedia y la armadura textual bien concebida, permite una trama que entusiasma a sus públicos, tal cual ha ocurrido con la versión dominicana, llevada a Bellas Artes con el título ¿Qué hacemos con el muerto? y que debido a su éxito permanecerá una semana más en la sala Máximo Avilés Blonda, del Palacio de Bellas Artes.



Si quiere disfrutar de un postre humorístico realizado, en general, con criterio de dirección (Manuel Chapuseaux), pese a algunos reparos interpretativos que le tenemos al trabajo en su resultado final.

Lo sobresaliente


La comedia tiene cuatro intérpretes que se llevan sin dudas las palmas por su desempeño: Irving Alberti, eje del accionar, armador de las acciones y agudo en sus acciones. Es la base interpretativa del trabajo. Su desempeño alienta a verla una  y otra vez.


Luis José Germán, conciente de su capacidad para provocar la risa, así sea con una expresión, una mirada o un gesto. Conforma con Irving un “one-two” de química establecida y disfrutable.


Sabrina Gómez, quien pese a lo breve de sus intervenciones, logra delinear un personaje auténtico y diferenciable interpretativo  brillante, crea una risa intrínseca que se gana el gusto del público;


Kenny Grullón, marca de seguridad en toda comedia, vuelve a evidenciar su veteranía  logra  la altura que merece su talento, sabe manejarse y todo el esfuerzo de ir a ver el trabajo, él lo justifica. Finalmente un papel secundario.


Miguel Lendor, clama por justicia. Este tipo es buenísimo pero algo ha operado para que mediáticamente no sea una “marca” reconocida y demanda por directores y público. Gracia en su expresión corporal, enfocado en lo que hace y adaptable al tono hilarante. El merecería un trabajo aparte. Hay que inclinarse ante su versatilidad y empuje estético en la actuación.

Lo objetable



Hony Estrella, no esta a la altura de su desempeño de otros trabajos. Es graciosa, incesante en el trabajo complejo de interpretar textos que se suceden uno tras otro para dar cuerpo a la esposa  logorreíca que le ha correspondido. Pero no nos ofrece el color del personaje que habríamos querido. No está mal, pero  tampoco está bien. Quien conoce de su capacidad, sabe que no está en escena todo lo que puede dar.


Yelitza Lora tiene la mala suerte de un personaje de pocos parlamentos, pero también pudo haber logrado un mejor sello interpretativo, sobre todo si tiene la referencia comparativa de su papel en Lotomán 2.0, donde hace una actuación de altura.


Erlyn Saúl, quien hizo de Julio, tiene condiciones para un iniciado, pero le falta garra, tigueraje (el que le sobra a Irvin y Luis José), y debió exigírsele mucho más para dar un personaje convincente.


Hay un policía de apoyo al inspector  Hilario (Kenny Grullón), que es no tiene el "tono" y  queda sin el impacto esperado, Debe  reiniciar su manejo de la voz, la modulación y la limpieza de sus movimientos escénicos, dicho todo con el mayor deseo de que su carrera corresponda a la excelente imagen de fornido personaje y rostro elegante,. Pero en el teatro no basta la imagen.

La Dirección
Manuel Chapuseaux se preguntó ¿por qué él para dirigir una comedia “comercial”, ligera, mercadeable, tan distinto al teatro experimental, de autor, de conceptos contemporáneos, como los que conforman su trayectoria?. Era una experiencia  nueva y un desafío profesional que acepta, para entregar a la gente una labor ciertamente acertada, con las notas de desacuerdo interpretativo que señalamos.
Como director sale por la puerta del orgulloso,  producto que gusta a la gente, que provoca oleadas incontenibles de risa, una tras otra, incesantemente. El éxito de su labor se siente desde que los personajes inician sus acciones.
Como director tiene responsabilidad de las buenas actuaciones y de las no tan buenas.



Recursos técnicos
La escenografía de Carlos Ortega y Sibilia Germán, cumple con eficacia y elegancia para dar un marco a las acciones; la iluminación, sin grandes sobre-saltos técnicos, deja ver con claridad el curso de los hechos ficcionados y el maquillaje se nota profesionalmente ejecutado.

Alfonso Paso

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