Un divertido Duarte hace diferencia en el III Festival de Teatro


La  apuesta del Teatro Rodante en el  III Festival Nacional de Teatro, con  Duarte, fundador de una República, resulta  novedad  técnica  con una finalidad didáctica,  que adicionalmente  permitir comprobar el fenómeno que sacude las tablas nacionales:  el surgimiento la fuerza del talento nuevo.


Esta obra, presentada el fin de semana en la Sala Máximo Avilés Blonda del Palacio de Bellas Artes, se destaca por el sello de novedad de su técnica, su  agradable aire de comic, su intención didáctica y patriótica al exponer aconteceres que marcan la vida de Juan Pablo Duarte a partir de la actuación de Diógenes Medina, Rafael Morla, Indiana Brito, Cindy Galán y Richarson Díaz, a cargo de los principales roles de los patricios y las narradoras , nuevos talentos del teatro, que exponen con eficacia, gracia y gran sentido profesional la historia del creador de la nacionalidad, actuación de la que llama la atención el correcto uso de la voz,  la dicción limpia y la inteligente  explotación de sus matices .
La diferencia de esta producción teatral respecto de las demás de la cartelera  es el  recurso de muñecos animados de escala humana 1x1, acompañado de un texto escrito en código amigable, sin el tono generalmente severo y aleccionador de las obras sobre el patricio., Es más asimilable al comic, ideal para el público infanto-juvenil y familiar, que a la formalidad de un teatro solemne. Ese y no otro es el factor fundamental de su éxito.

Carlota, siempre Carlota
La directora, Carlota Carretero es una de las personalidades fundamentales del teatro dominicano de hoy. Sabiéndose, tal cual es, una mujer hermosa, la chica optó por ignorar la cultura de superficialidad de formas y cosméticos, para cultivar, mediante el estudio y la entrega de centenares de horas de su vida, al quehacer del teatro.
Sus interpretaciones, casi siempre identificadas con fuertes  personalidades en escena, le han dado el crédito que la diferencia, la hacen única y, como consecuencia, extiende un sello singular de calidad a lo que trabaja.
Su readaptación del texto de Franklin Domínguez  tiene  ese factor diferenciador de su técnica, pone la nota del reconocimiento de Duarte en el año de su bi-centenario y entrega un espectáculo inusual, divertido y que demandó de estos actores un esfuerzo adicional. Logran enseñar con diversión.

 La técnica
La escenografía esta integrada por seis paneles de dos caras, adecuados para ser trasladados fácilmente a las funciones que en gira, hace el Teatro Rodante por escuelas  y colegios.
El vestuario de época es colorido y con respeto histórico, hasta donde el recurso lo permite, a los personajes de aquel tiempo.
Los actores, para vestuario base, son ataviados de negro, un color que facilita el mimetismo para ocultar las figuras tras los muñecos.

Dos detalles
El texto, si bien cumple con un cometido didáctico y refleja un hecho histórico indudable, desarrolla un discurso  simplismo que se siente un tanto patriotero en momentos determinadas, coincidiendo con la intención de esferas del públicas del  poder en ambos territorios, que han fomentado  exprofesso la distancia entre  ambas comunidades y esto, sobre todo en los momentos actuales, tiende a fomentar “ismos” que no benefician a nadie, comenzando en el “anti-haitianismo”.
El otro punto es la realización de las caras de los muñecos. Pudo haber sido mejor terminada, sobre todo en los aspectos del cuello y el rostro. La terminación se siente un tanto artesanal, pero es una forma de ir comenzando con una vía expresiva nueva. Vale por todo lo que vale, el empeño  de estos artistas del Teatro Rodante.








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