Pero en el caso, hay culpables no tan visibles como la del propio Canoa. Veamos:
El
caso del Sr. Mora apunta una metodología comunitaria e institucional exitosa
frente al abuso del poder municipal, el liderazgo retorcido en el criterio éticamente cuestionable y sobre todo, deja reflexiones importantes en torno a las causas
de un mal que, como el del poder mal administrado, deja el caso.
El
del Sr. Mora (Canoa) es el primer caso que una la comunidad organizada, las asociaciones de desarrollo,
los hoteleros y sectores vinculados al turismo (desde la perspectiva privada),
los medios de comunicación locales (particularmente el medio web Cabarete
Noticias (www. http://cabaretenoticias.com/); los
medios de comunicación nacionales (Sobre todo El Caribe y El Nacional), los
programas de investigación de Nuria Piera y Alicia Ortega y la acción de asesoramiento y seguimiento que
tuvo el Centro de Información y Comunicación (CICOM) apelan a la ley para
enfrentar los desmanes de un caudillo local, de cuyas historias podría escribirse
el guión de una película de realismo mágico.
Sin
embargo, noto que nadie se ha ocupado de señalar los dos factores políticos de
apoyo que tuvo el Sr. Canoa para llegar a estar donde estuvo y hacer lo que
hizo: las dirigencias locales y regionales de los partidos de la Liberación
Dominicana y Reformista Social Cristiano, entidades políticas que lo señalaron
como su candidato en varias elecciones sucesivas (debido a que era una figura
capaz de arrastras votos, producto a su vez, del clientelismo que generaba su ahora
cuestionada metodología de administración.
Ahora
toda la culpa pareciera ser de Canoa. Y no es así. Esos dos partidos debían asumir
esa responsabilidad. Esas dos fuerzas políticas criaron el mounstrico. Debe
hacerse cargo de sus consecuencias. Al menos, debían tener un acto de
reconocimiento público, explicando y excusándose por su respaldo inexplicable.
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